Cuento del s. XXI

¡¡Muy buenas gente!! 
Hoy os traigo una nueva entrada sobre un ejercicio que hemos hecho en clase. Esta consistía en coger un cuento popular y enfocarlo hacia algún mal uso de las nuevas tecnologías o de Internet. He realizado este ejercicio junto a mis compañeros Miguel e Isabel, y aquí os lo dejo:

RICITOS DE ORO Y LOS TRES HACKERS

Érase una vez, una niña a la que sus padres le regalaron un ordenador por sacar buenas notas en el colegio. Ella había oído de sus compañeros de clase que la última película de Bob Esponja era muy buena, por lo que ella quería verla también. Como se había gastado toda su paga en golosinas, sus padres no quisieron llevarla al cine, por lo que tenía que esperar a la semana próxima. Como ella no quería que sus compañeros le hiciesen spoiler, decidió que usaría su nuevo ordenador para ver la película. Al llegar a casa de la escuela, se fue directa a su habitación y encendió el ordenador sin problemas. Acto seguido, abrió el buscador y buscó el nombre de la película. Al principio, solo consiguió encontrar tráilers en Youtube y comentarios de la peli en foros. Pero ella quería ver la película entera, por lo que siguió buscando durante más rato.
Al final, encontró una página en la cual le pedían un registro para descargarse la peli. Puso sus datos personales tal como le decían, pero cuando miró en su escritorio, la película no estaba. La niña se sorprendió, pero siguió buscando en otras páginas. Descubrió una en la que había buenos comentarios y parecía que tenía buena pinta, así que al querer descargarse la película, no se extrañó cuando salió una ventana en la que le pedían un número de cuenta. Como tenía muchas ganas de ver la película para poder comentarla con sus compañeros, buscó el número de cuenta de sus padres y lo introdujo. La película se descargó, pero estaba en inglés y como no sabía inglés, decidió buscar en otra página. Esto la llevó a una página donde, en cuanto entró, le aparecieron muchas pestañas. El  ordenador empezó a hacer mucho ruido y a calentarse mucho, ya que la joven no podía cerrar todas las ventanas que le aparecieron. Se puso muy nerviosa y la pantalla del ordenador se puso negra. Intentó volver a enchufar el ordenador, pero no respondía. Entonces comprendió que se había quedado sin película, sin ordenador, sin paga y, además, castigada de por vida.

MORALEJA
La moraleja que podemos sacar de este cuento es que hay que tener cuidado con donde ponemos nuestros datos personales y con la clase de información que damos, ya que internet está lleno de gente diferente, y no todo el mundo tiene buenas intenciones.

¡Aquí os dejo los blogs de mis dos compañeros por si os queréis pasar!

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